El frio de mis dedos no es casual,
ni tampoco se debe a un acto temerario de jugar con hielo.
Lo desmarañado de mi cabello
no es por falta de aseo o dedicación,
es sólo una forma de expresión a mi incotenida crueldad.
El mal abrochar de mi calzado demuestra claramente
que repliego los cordones por un acto instrumental de no tropezar,
pero lo sueltos y desordenados que estos quedan
muestran como niego a apretarme, a reprimir la libertad de mis bien intencionados calsetines.
Mis rodillas suelen moverse con inusita ritmisidad,
marcando un estilo retro- alternativo, punky- metal, brit pop,
rayando así la decadencia de mis confuciones.
Mis lentes viejos me protejen tanto de la radiocion nuclear
como de las luces emitidas por los monitores de última generacíon.
Mi degeneración hace volar mi imaginación, y sacó mi lengua.
Mi generación se esta durmiendo, para poder apresar un poco de dinero.
Despiertenme cuando esto acabe.
