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Un camino desconocido, con cada paso que damos no sabemos adonde nos lleva, quizá sí donde nos dirigimos. Sólo podemos sentir la seguridad por un momento, en el momento que nuestro pie toca el suelo. Pero en ese preciso instante nuestro otro pie esta en el aire.

Caminamos desde las montañas, esas que no sabemos dibujar bien, allá por donde sale el sol. Vemos la silueta a lo lejos, no podemos apreciar su rostro. Sabemos que no trae una sonrisa descomunal, pero no sabemos si lo cubre la tristeza.
Una silla esta en primer plano, cercana, maciza, rígida, una silla cuadrada de esas bastantes tradicionales y familiares.

Quizás queremos llegar a ella; quizás por eso caminamos, para alcanzarla y poder descansar; quizá el fervor de la caminata nos obligará a utilizarla para poder descansar. Quizá nosotros mismos la pusimos allí, esperamos un descanso, sentimos que lo merecemos, el camino ya no vale la pena. Quizá solo la silla está, es una alternativa, como todo. Como la alternativa de pasar de largo o sentarnos en ella.

Cuando estemos cerca de ella fijémonos en nuestro rostro, si nuestra boca apunta hacia arriba o hacia abajo.

Caminemos, sigamos el camino, en su momento sabremos. Lo que no podremos saber es donde se ocultara el Sol.

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Hay una tranquilidad en nosotros

Una tranquilidad mentirosa

Hay una constante censura,

un ir y venir de filtros,

para que todo parezca normal

Sabemos fingir ya lo hemos hecho

Ya está echo.

// & //

Ella Trata de madurar
Lucha día a día con su propia niñez,
lucha contra esas pocas ganas que le quedan.

Se levanta.
se ducha.
Y sigue su vida.
Sonríe a diario,
corre,
salta.
Así como se deprime,
se golpea,
se amurra,
llora
y sufre en silencio.

Agradece su vida,
busca más,
no quiere problemas ahora.
Ya los tuvo, ya los vivió
Déjenla,
déjenla reír.

Cómetelos sólo con tus otros brazos,
sella tu boca frente a su mirada,
guardalos.
Ellos no son importantes.
Comprende.
Resígnate
Esa lucha la estas perdiendo.

Nueva Experiencia!

Primera clase del taller literario, con Roberto Fuentes. Café "Donde Julio"

Fue bastante freak, no el taller en sí, sino el entorno.
Llegue al café todo desorientado y estaban un loco tocando guitarra, muy bueno, guitarra media española, cubana, venezolana, no lo sé. Unas señoras cantando y dos caballeros pelados flacos con lentes redondos, muy graciosos!!
Me hicieron una señal que esperara, que me sentara a que terminaran. Cuando el joven acabo (de tocar guitarra) y luego de los respectivos aplausos, le pregunte, al caballero que se paró a atenderme, por el taller. Me dijo que me sentara y esperara a Roberto, él no lo era.
Roberto es moreno, alto flaco, transpiroso, y con una de las narices menos aguileñas que e visto. Ninguna pinta de escritor, un chaleco amarrado a la cintura y su libro de cuentos bajo el brazo.
Llego con una amigo de alrededor de 23 años, parecido al Chuco, solo un poco más alto pero la misma pinta y forma de vestir.
Venían de la pega en Lampa, se dedican a la topografía!! -extraño, no!
Cuando ya pensábamos que no llegaba nadie más, llego un tipo de estatura más bien pequeña, pelo hasta los hombros, con rulos, la cara marcada por las espinillas, (con grietas), casaca de mezclilla, que a mi parecer era de mujer.
Hablando como travesti, con una mirada coqueta y segura.
Esperamos un rato que los cantores terminaran su jornada y nos dispusimos a comenzar la nuestra.
Primero una especie de presentación, bastante informal, y casual.
Rubén, el último en llegar. Comenzó diciendo que tiene la mejor pega que puede tener un escritor, yo pensé que trabajaba en una biblioteca o algo así,
- Trabajo de repartidor, me pagan por no hacer nada, y leo todo el día-
El hueón es una maquina, menciono que esta escribiendo su segunda novela y que tiene muchos cuentos!
Yo dije que del colegio escribía y había comenzado por la poesía y que ahora estaba tomando algunas historias!
- Rápidamente deje de ser el centro de atención!
Roberto supuso que no andaba con cada escrito así que le pregunto a nuestro amigo si tenia algo, él lo fue a fotocopiar y comenzamos la clase!
Al momento de llegar con las fotocopias llego con una cerveza de litro, para tomársela mientras leíamos y comentábamos su cuento, ya que en el café no venden alcohol y Don Julio lo había autorizado para esto.
El cuento se me hizo empalagoso, demasiado, "el loco" escribe bastante eso se nota, pero es muy detallista, para mi gusto, no ocurren muchos hechos en todo el relato, sino que son más detalles, sensaciones y comparaciones que me desconcentraron y me hicieron dar sueño. El final el cuento es bueno, esta bien descrito, y lo otro bueno que tiene es la cotidianeidad que describe.
Cada cual dio su impresión del cuento, yo creo que no le caí bien a Rubén!
Al final Roberto nos paso un cuento de él como tarea pa la casa. Lo ley anoche, escribe bien el loco, pero no se distingue de otros autores de su generación.
Creo que es un ambiente extraño, pero me meteré un poco en él, veremos que resulta
Don Juan el dependiente de la tienda es amigo de la farándula, cuando ya todo terminaba llego el papa de la Adela Secal, Don Secal (para mí) (Tío Pepe de PIN PON) Iban a comer juntos y no sé que. Se despidió muy amablemente de todos nosotros.
Excepto de Rubén, que ya cuando todos nos fuimos el quedo terminando su cerveza sentado sólo, tratando de conversar con ellos. Que paso después no lo sé.
Don Julio vende unas empanadas super ricas, lo malo que valen 700. Entonces igual al final te duele la guata!