viernes, abril 07, 2006

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Un camino desconocido, con cada paso que damos no sabemos adonde nos lleva, quizá sí donde nos dirigimos. Sólo podemos sentir la seguridad por un momento, en el momento que nuestro pie toca el suelo. Pero en ese preciso instante nuestro otro pie esta en el aire.

Caminamos desde las montañas, esas que no sabemos dibujar bien, allá por donde sale el sol. Vemos la silueta a lo lejos, no podemos apreciar su rostro. Sabemos que no trae una sonrisa descomunal, pero no sabemos si lo cubre la tristeza.
Una silla esta en primer plano, cercana, maciza, rígida, una silla cuadrada de esas bastantes tradicionales y familiares.

Quizás queremos llegar a ella; quizás por eso caminamos, para alcanzarla y poder descansar; quizá el fervor de la caminata nos obligará a utilizarla para poder descansar. Quizá nosotros mismos la pusimos allí, esperamos un descanso, sentimos que lo merecemos, el camino ya no vale la pena. Quizá solo la silla está, es una alternativa, como todo. Como la alternativa de pasar de largo o sentarnos en ella.

Cuando estemos cerca de ella fijémonos en nuestro rostro, si nuestra boca apunta hacia arriba o hacia abajo.

Caminemos, sigamos el camino, en su momento sabremos. Lo que no podremos saber es donde se ocultara el Sol.

2 comentarios:

SONY_EXTREME dijo...

Cómo saber a dónde nso dirigimos? difícil, sólo sabemos los obstaculos y paradas que posiblemente haremos, ya que ni esas son seguras al 100 % ..... pero prefiero que sea así, no tendría emoción saber a donde iremos a parar....saludos seguiré leyendo.

Anónimo dijo...

jajaja... son MIS montañas... jijiji!!! gracias por la interpretación,amo!