lunes, marzo 13, 2006

El Ascensor qeu gira sin saber!



Piso 21 por favor lleva el data René
Bueno yo con mi acostumbrada amabilidad dije claro, no hay problema y termine la frase con un "ok" o un "perfecto" (ya no recuerdo) es que son dos muletillas que no se como aparecieron, pero que se repiten constantemente en mi vocabulario.
Al piso 21, táchenme de Huaso o de Provinciano al Peo, pero nunca había subido tanto en ascensor!! 21 pisos con personas tres hombres desconocidos y un espejo. A más de alguno quizá se le hubiese ocurrido un cuadro plástico digno de las casas de "Eurolatina". Pero gracias a mi ya definida sexualidad animal, no tengo esas imágenes mentales, que por lo demás tienen que ser dolorosas.
Compartir ascensor, que generalmente es con personas desconocidas, tiene que ser unas de las experiencias más incomodas, una incomodidad que trata de disfrazarse mirándose la corbata, limpiándose la chaqueta, mirándose al espejo o comiéndose los mocos. Cada vez que estoy en un ascensor trato de mirar a otro lado y no tener contacto visual con las personas que acompañan mi viaje. En todo el trayecto recordé los episodios de cuanta película hay que se cagan dentro del ascensor y al abrir las puertas salen todos seudo intoxicados, pero mi falta de alimentación mañanera me impidió realizar tan valeroso acto. Además no creo que hubiese sido un acto muy poético que digamos.
El ascensor es uno de esos males necesarios dentro de esta vida en comunidad, damos espacio a que nos invadan y nos metemos nuestras leyes de proxémica al bolsillo. Al igual que en el metro o en los agradables trayectos en micros. Que más irritante que te toquen unas manos desconocidas, unas manos que no sabes de donde salieron, que si bajo su axila existe o no pelo, que tome tu ropa, que roce tus brazos. No se exciten, si sólo trato de describir de mala forma que en Ciudad Capital, mi cuerpo se ha visto expuesto a más toqueteos de lo normal, y que por ende empezaré a contarlos y llevar un registro de cuanta gente me toca en la calle, en los ascensores, en el metro, en las micros y quizá elabore un ranking y tenga mi rosada más asquerosa al final de la temporada.
Bueno habrá que reinventar mi proxémica personal acá en Ciudad Capital, proxémica que para un ente provinciano y más aún tímido y últimamente paranoico como yo es cada vez superior.

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