martes, julio 11, 2006

Viento de Antojo.


Después de desnudar un poco mi alma te marchas furiosa, das un giro y vomitas donde yo no te vea, no en mi cara o en mis zapatos, vomitas con los que crees te pertenecen y comprenden, con aquellos que no entienden el vacio de las luces y el alcohol. Cuentas las horas y sabes que te iras, que esperas una mascota que sólo mire y abra los brazos, que no tenga niebla y que esconda su cabeza, que esconda la luminosidad que puedan tener y haga caso omiso a lo que ha vivido, para entregar un abrazo. Corres, y dices que quieres un abrazo sincero sin siquiera escuchar más razones cuando una piedra, golpeo. Sí, el no es ningún santo, no es el angel que conociste ayer, ni ese creador de historias hoteleras, pero seamos sinceros, eres la misma, ¿te conosco? ¿nos conocemos? Podemos reencontrarnos, podemos ver que parte de nuestras palabras, de nuestro sentir son reconocidos, que momentos podemos mirar con calidez. El día cayo y sólo fue una muestra más de todo lo que callamos, de todo aquello que nos gustaría decir, pero que ocultamos con miradas, con conversaciones inutiles, con televisión o con caricias. Nuestros cuerpos nos encontraron distintos, ¿no lo notaste? nos molestaron olores, manchas, y formas, ingenuamente pensamos que seguirían como los dejamos, que era agacharse, estirar la mano, sonreir y tomar la punta de la madeja de donde la dejamos, para seguir enrollando. Comimos la cena del despresio, de la ignoracnia, de la indifirencia, nos metimos en el mismo cuento de "Y eso fue todo" cuando en realidad sabes que nos pensamos e imaginamos. Ya no con la misma comodidad, ya con más dificultades y con la certeza que el viento nos ha pulido a su antojo.







Sentado en la última fila de la micro pude persivir que faltaba poco por bajarme, el trayecto había pasado muy rápido, quizá el crear alguna historia no habíua sido tan malo..

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