jueves, marzo 09, 2006

El desodorante me abandono!!


Estaba pasando mi hora de almuerzo sentado a la sombra de un patio interior de una galería de Santiago, frente a una tienda que tiene todas las carcasas del mundo para los celulares, a eso se dedica, uff!! A lo que hemos llegado. Estaba sentado en una banca tranquilamente leyendo Psicomagia (ya viene un comentario de eso) una pareja se besaba apasionadamente muy cerca de mí, tan cerca que ella quiso agarrarle la pierna y agarro la mía, vieran como eso prendió a esa mujer!!!
Bueno la cosa es que de pronto en la banca que yo ocupaba, en el otro extremo se sienta un loco de camisa y zapatos. Primero note que se sentó por que lo hizo tan fuerte que llegue a dar un leve salto, no digno de acróbatas pero salte! Luego comenzó a hablar por celular a preguntar por una tal Sylvia que si estaba a un tono tan fuerte que hasta la pareja que se besaba se incomodo (ella ya había soltado mi pierna) Yo le dije que guardara silencio por que estaba leyendo, a él no le agrado mucho mi comentario, tanto así que incluso comenzó a vociferar que me cambiara de lugar, yo añadí que había llegado primero (esa siempre es una regla sin sentido, que a alguien alguna vez se le ocurrió y que la mayoría de las veces validamos – "He pero yo llegue primero" y de donde eso da más derechos) y que sólo le estaba pidiendo que hablara más despacio para proseguir mi lectura. El ya notablemente molesto conmigo me dijo que podía hacer lo que le daba la gana por que estaba en un país libre (con suerte el huea voto que Si en las elecciones) bueno yo le dije que me molestaba su presencia y eso atentaba contra mi libertad (otro mal argumento). El ya se puso de pie y me dijo que arregláramos esto como hombres que éramos. Por supuesto no sabía de mis clases de Yuyitsu, así que nos transamos a golpes en ese momento antes que lo rematara en el suelo al más puro estilo "Old Boy" el loco que besaba a la mina toca piernas dijo
– "Basta, yo soy Sylvia no lo golpees más, por favor"!!!
La toca piernas ajenas se sorprendió tanto que comenzó a llorar de una manera impresionante, que el vendedor de carcasas de celulares tuvo que regalarle una de El Gato Juanito abrazando al compadre Moncho de los Venegas para su tranquilidad.
Bueno yo ya más calmado, pero si un tanto acalorado, por la situación, y decepcionado por lo que pudiera pensar mi maestro de mi impulsividad inusitada, ordene mi corbata, ordene mi camisa, tome mi libro y me dirigí camino a la práctica.
Ahora si alguien me huele hoy por favor perdóneme, pero ya di las explicaciones del caso.

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